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Bronceado
Para muchas personas, el verano es sinónimo de pasar tiempo en una piscina o en la playa, disfrutando de los rayos del sol para lograr un buen bronceado. Pero antes de colocarte tu traje de baño y dirigirte a la piscina (o pagar por una cama solar en un salón de bronceado), hay unas pocas cosas que debes tener en cuenta en lo que respecta a tu piel y la exposición al sol.
Cómo ocurre el bronceado
Los rayos del sol contienen dos tipos de radiación ultravioleta que llegan a la piel: los rayos UVA y los UVB. La radiación UVB quema las capas superficiales de la piel (la epidermis) y causa quemaduras solares.
La radiación UVA es lo que hace que la gente se broncee. Los rayos UVA penetran en las capas más profundas de la epidermis, donde hacen que las células llamadas melanocitos produzcan melanina. La melanina es el pigmento marrón que genera el bronceado.
La melanina es la forma que tiene el cuerpo de proteger la piel de las quemaduras. Las personas de piel más oscura se broncean más que las personas de piel más clara porque sus melanocitos producen más melanina. Pero que una persona no se queme no significa que también esté protegida contra el cáncer de piel y otros problemas.
Desventajas del bronceado
Los rayos UVA pueden broncearte, pero también pueden causar graves daños. Eso se debe a que los rayos UVA penetran en capas más profundas de la piel que los rayos UVB. Los rayos UVA pueden atravesar toda la capa protectora de la epidermis y llegar a la dermis, donde se encuentran los vasos sanguíneos y los nervios.
Debido a esto, los rayos UVA pueden dañar al sistema inmunitario de una persona y hacer que resulte más difícil combatir las enfermedades y causar algunas como el melanoma, que es el tipo más grave de cáncer de piel. El melanoma puede causar la muerte. Si no se lo detecta y se lo trata, puede extenderse rápidamente de la piel a otros órganos del cuerpo.
El cáncer de piel es una epidemia en Estados Unidos y cada año se diagnostican más de un millón de casos nuevos. Si bien las cifras de los nuevos casos de otros tipos de cáncer están disminuyendo, la cantidad de nuevos casos de melanoma va en aumento.
En el pasado, el melanoma afectaba principalmente a personas mayores de 50 años, pero en la actualidad, los dermatólogos ven pacientes veinteañeros o incluso adolescentes con este tipo de cáncer. Los expertos creen que esto se deben, en parte, al incremento en el uso de camas y lámparas de bronceado, que tienen niveles elevados de rayos UVA. Las quemaduras de sol o la exposición intensa al sol también puede incrementar las probabilidades de que una persona desarrolle este cáncer mortal.
La exposición a los rayos UVB también aumenta el riesgo de padecer otros tipos de cáncer de piel: el carcinoma de las células escamosas y basales.
El principal tratamiento de los cánceres de la piel es extirpar los tumores. Como muchos carcinomas de las células escamosas o basales se encuentran en la cara y el cuello, la cirugía para extirparlos puede dejar cicatrices en la cara. Las cicatrices de las cirugías para extirpar los melanomas pueden estar en cualquier lugar del cuerpo y suelen ser grandes.
El cáncer no es el único problema asociado con la exposición a los rayos UV. El daño por los rayos UVA es el principal factor de envejecimiento de la piel. Para tener una idea de cómo la luz solar afecta a la piel, mira la piel de tus padres y mira lo diferente que se ve a la tuya. Gran parte de esta diferencia se debe a la exposición al sol, ¡no a la diferencia de edad!
Los rayos ultravioleta también causan otros problemas que asociamos con las personas mayores: las cataratas en los ojos.
Protégete del sol
Puede parecer que la única respuesta lógica es mantenerse lejos del sol. ¿Pero a quién le gustaría vivir como un ermitaño? La clave es disfrutar del sol de forma inteligente, buscar un equilibrio entre la protección del sol y las grandes actividades de verano, como el voleibol y la natación.
Los protectores solares bloquean o modifican el efecto de los rayos nocivos del sol. Son una de las mejores defensas contra el daño solar porque te protegen sin interferir con tu nivel de actividad y tu comodidad.
El número de factor de protección solar (FSP) indica el nivel de protección que ofrece el protector solar contra los rayos UVB. Las pantallas solares con un número FSP mayor ofrecen más protección contra los rayos UV nocivos del sol.
A continuación encontrarás algunos consejos para disfrutar a lo grande al aire libre mientras te proteges la piel y los ojos de los daños del sol:
- Usa protector solar con un FPS de al menos 30 todos los días, incluso en los días nublados y cuando no tengas planeado pasar mucho tiempo al aire libre. Usar protector solar todos los días es esencial porque hasta el 80% de la exposición al sol es accidental, del tipo que ocurre al sacar a pasear al perro o almorzar al aire libre. Si no deseas usar un protector solar puro, prueba una crema humectante con protector solar, pero asegúrate de ponerte una cantidad suficiente.
- Usa un protector solar de amplio espectro que bloquee los rayos UVA y los UVB. Lo ideal es que también sea hipoalergénico y no comedogénico para que no te provoque una erupción en la piel ni te tape los poros.
- Vuélvete a aplicar protector solar cada una hora y media o dos horas. Si no estás seguro de si te estás poniendo suficiente cantidad de protector solar, cambia a otro que tenga un FPS superior (como 30). Sin importar el FPS, el sol puede descomponer los ingredientes UVA del protector solar. Aunque no te quemes, los rayos UVA podrían estar dañándote la piel.
- Vuélvete a aplicar protector solar después de nadar o sudar.
- Toma descansos frecuentes. Los rayos solares son más fuertes entre las 10 de la mañana y las 4 de la tarde. Durante estas horas, toma descansos para refrescarte en el interior o a la sombra durante un rato antes de volver a salir al aire libre.
- Llevar un sombrero con ala y anteojos de sol que ofrezcan prácticamente 100% de protección contra la radiación ultravioleta.
Otras cosas que debes tener en cuenta para evitar el daño solar:
- Probablemente sepas que el agua es uno de los elementos que más refleja la radiación UV, pero lo mismo ocurre con la arena, el cemento e incluso la nieve. El esquí y otras actividades invernales pueden implicar riesgos significativos de quemaduras de sol; por eso, siempre debes colocarte protector solar antes de salir a las montañas.
- Ciertos medicamentos, como los antibióticos que se usan para tratar el acné y las píldoras anticonceptivas, pueden aumentar la sensibilidad al sol (así como la sensibilidad a las camas de bronceado). Pregúntale al médico si tus medicamentos podrían tener este efecto y qué debes hacer.
- Evita los "aceleradores" de bronceado o las píldoras de bronceado que aseguran acelerar la producción de melanina en el cuerpo u oscurecer la piel. No existen pruebas de que sean eficaces y no están aprobadas por los organismos gubernamentales para broncearse.
Bronceado sin traumas
Aun cuando te ocupes seriamente de protegerte la piel, es posible que a veces quieras lucir bronceado. Afortunadamente, en el mercado hay muchos productos que (a diferencia de las lámparas o camas de bronceado) te permitirán broncearte de manera segura sin exponerte al sol.
Una forma segura de broncearte es usar autobronceadores sin sol. Estos "bronceadores" contienen dihidroxiacetona (DHA), que tiñe gradualmente las células muertas de la capa externa de la piel. El "bronceado" dura hasta que estas células de piel se caen; por eso, la exfoliación o el lavado vigoroso harán que el color se vaya más rápido. Normalmente, los autobronceadores duran de varios días a una semana.
Es posible que debas probar unas pocas marcas de autobronceador para encontrar la que mejor se vea en el tono de tu piel. Si deseas un bronceado sutil y natural, prueba las cremas humectantes que contienen pequeñas cantidades de bronceador. Esto te permitirá acumular un poco de color sin manchas y sin el olor que a muchos les desagrada. Además, todas estas opciones son económicas; suelen rondar los $10.
Pídele a un amigo que te ayude a aplicar el autobronceador en las zonas en las que no puedas hacerlo tú mismo, como en la espalda. Y asegúrate de lavarte las manos en cuanto termines de aplicarte el autobronceador. Las zonas del cuerpo que no suelen broncearse (como las palmas de la manos y las plantas de los pies) parecen sucias si te dejas el autobronceador en ellas.
Si te exfolias la piel con un cepillo o una esponja vegetal antes de aplicarte el autobronceador, obtendrás mejores resultados. De esta forma te quitarás las células de piel muerta y lograrás un tono más parejo.
Si usas un bronceador sin sol, necesitarás usar mucha pantalla solar al estar al aire libre para protegerte de los rayos del sol. Los autobronceadores no generan la producción de melanina, por eso no te protegerán de una quemadura solar (y algunos científicos creen que incluso podrían hacer que la piel sea más susceptible al daño del sol).
Si estás pensando en usar un bronceador sin sol, es conveniente evitar los que se aplican en aerosol o con aerógrafo. La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) no ha aprobado la DHA para uso interno o sobre membranas mucosas (como los labios). Los bronceadores en aerosol tienen riesgos desconocidos para la salud, porque la gente puede inhalar el espray o este puede acabar llegando a los labios o los ojos.
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Nota: Toda la información es únicamente para uso educativo. Para obtener consejos médicos, diagnósticos y tratamientos específicos, consulte con su médico.
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Imágenes obtenidas de The Nemours Foundation y Getty Images.