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Preguntas frecuentes sobre las vacunas
¿Qué hacen las vacunas?
Las vacunas funcionan preparando al cuerpo para combatir enfermedades. Cada vacuna contiene un germen muerto o debilitado (o partes de él) que causa una enfermedad en particular.
El cuerpo practica la lucha contra la enfermedad fabricando anticuerpos que reconocen partes específicas del germen. Esta respuesta permanente o duradera implica que, si alguna vez alguien se expone a la enfermedad real, sus anticuerpos ya estarán preparados y el cuerpo sabrá cómo defenderse, de modo que no contraerá la enfermedad. Esto se llama inmunidad. El proceso a través del cual las vacunas crean inmunidad recibe el nombre de inmunización.
Desde el inicio de las vacunaciones generalizadas en EE.UU., los casos de enfermedades infantiles que eran frecuentes en el pasado, como el sarampión y la difteria, se han reducido drásticamente. Las vacunas han protegido a millones de niños de enfermedades peligrosas y han salvado miles de vidas.
De hecho, algunas enfermedades son tan poco frecuentes hoy en día que los padres a veces se preguntan si las vacunas siguen siendo necesarias. Pero la mayoría de las enfermedades que se pueden prevenir con vacunas todavía existen en el mundo, incluso en EE. UU., aunque ocurran con poquísima frecuencia.
Cómo ayudan las vacunas
Cada año, las vacunas mantienen sanas a millones de personas preparando al cuerpo para combatir enfermedades. Sepa de qué manera ayudan las vacunas y obtenga respuestas a sus preguntas.
¿Se debilitará el sistema inmunitario de mi hijo al depender de una vacuna?
No. El sistema inmunitario fabrica anticuerpos contra un germen, como el virus de la varicela, independientemente de que se exponga a él de forma natural o a través de una vacuna. Vacunarse contra una enfermedad no debilita la respuesta inmunitaria ante otras enfermedades.
¿Es posible que la vacuna le cause a alguien la misma enfermedad que trata de prevenir?
Es imposible contraer la enfermedad a partir de cualquier vacuna fabricada con virus o bacterias muertos o solo con partes de virus o de bacterias.
Solo en las vacunas preparadas con virus vivos debilitados (también llamados atenuados), como las de la varicela o el sarampión, las paperas y la rubéola, existe la posibilidad de que el niño desarrolle una forma leve de la enfermedad. Pero casi siempre de mucha menor gravedad que la enfermedad que el niño habría contraído si se hubiera contagiado con el virus real. De todos modos, estas vacunas pueden causar problemas en niños con sistemas inmunitarios debilitados, como los que está recibiendo tratamiento contra el cáncer.
El riesgo de contraer enfermedades a través de las vacunas es muy reducido. Una vacuna elaborada con virus vivos que ya se ha dejado de utilizar en EE. UU. es la vacuna oral contra la poliomielitis (VOP). El éxito del programa de vacunación contra la poliomielitis permitió reemplazar la vacuna oral por la vacuna de virus inactivado, que contiene una forma inactiva del virus. Este cambio significa que los niños vacunados contra la poliomielitis en EE. UU. no pueden contagiar la enfermedad. Sin embargo, en muchos países aún se usa la vacuna oral contra la poliomielitis con gran éxito en la reducción de casos a nivel mundial.
¿Mi hijo necesita vacunas si el resto de los niños de la escuela están inmunizados?
Es cierto que las probabilidades de que un niño contraiga una enfermedad son bajas si todos los demás están vacunados (inmunizados). Pero su hijo también se expone a personas que no pertenecen al ámbito escolar. Y, si una persona se plantea saltarse las vacunas, existe la posibilidad de que otras personas se estén planteando lo mismo. Cada niño que no se vacuna ofrece una oportunidad más de propagación a las enfermedades que son altamente contagiosas.
Si bien las tasas de vacunación en Estados Unidos son bastante elevadas, no existe una forma segura de saber si todas las personas con las que su hijo está en contacto han sido vacunadas. Esto es especialmente cierto ahora que tantas personas viajan de un país a otro. Durante un viaje, una persona podría estar en contacto con personas que hayan recibido la vacuna oral contra la poliomielitis en otros países, y esto puede ser un riesgo para cualquiera que no haya recibido todas las vacunas contra la polio. Por lo tanto, la mejor forma de proteger a sus hijos es a través de las vacunas.
¿El hecho de que mi bebé reciba tantas vacunas al mismo tiempo lo puede perjudicar?
Los bebés tienen sistemas inmunitarios mucho más resistentes de lo que usted cree y pueden combatir muchos más gérmenes de los que les inyectan en las vacunas. De hecho, la cantidad de gérmenes que contienen las vacunas son tan solo un porcentaje reducido de los gérmenes que el sistema inmunitario de un bebé debe combatir cada día.
A veces, los niños pueden tener una reacción a una vacuna, como un poco de fiebre o sarpullido. Pero el riesgo de tener reacciones graves es muy reducido en comparación con los riesgos de las enfermedades, generalmente graves, que las vacunas permiten prevenir. Además, las reacciones graves no ocurren porque los bebés reciban varias vacunas a la vez.
Ha habido mucha investigación y mucha reflexión para elaborar el calendario de vacunación que utiliza la mayoría de los médicos y, una y otra vez, se ha comprobado que es seguro. Aun así, algunos padres escogen calendarios de vacunación alternativos (separando o "espaciando más" las vacunas) porque están preocupados por la cantidad de vacunas que reciben sus bebés en cada revisión médica. En realidad, actuar de esta forma aumenta las probabilidades de que el bebé se enferme. Los estudios indican que muchos bebés que siguen calendarios de vacunación alternativos nunca se llegan a poner todas las vacunas que necesitan.
Además, seguir un calendario de vacunación alternativo puede convertirse en una verdadera complicación. Espaciar más las vacunas para que se las administren a su hijo en varias visitas significa que usted deberá llevar más veces a su hijo al médico y que a su hijo le tendrán que poner inyecciones más a menudo.
¿Por qué debo exponer a mi hijo a un pinchazo doloroso si las vacunas no son eficaces al cien por cien?
En medicina, solo unas pocas cosas tienen una eficacia del cien por cien. Pero las vacunas se encuentran entre las armas más potentes que tenemos contra las enfermedades: tienen una eficacia de entre 85% y 99%. Reducen considerablemente el riesgo de que su hijo contraiga enfermedades graves (sobre todo, cuanta más gente se vacuna) y disminuyen las probabilidades de que las enfermedades arraiguen en una población.
A un padre o a una madre, les puede resultar difícil ver cómo pinchan a su hijo, pero este dolor de breve duración no es nada en comparación con el sufrimiento de un episodio potencialmente mortal de difteria, tos ferina o sarampión.
¿Por qué es necesario que los niños sanos se vacunen?
El objetivo de las vacunas consiste en ayudar a mantener sanos a los niños sanos. Como la función de las vacunas consiste en proteger el cuerpo antes del ataque de la enfermedad, si espera a que su hijo se enferme, será demasiado tarde para que la vacuna pueda surtir efecto. El mejor momento para vacunar a los niños es precisamente cuando están sanos.
¿Pueden las vacunas provocar una reacción adversa en mi hijo?
Las reacciones más frecuentes a las vacunas son leves e incluyen las siguientes:
- enrojecimiento e hinchazón en el lugar del pinchazo
- fiebre
- dolor en el lugar del pinchazo
En casos aislados y poco frecuentes, las vacunas pueden desencadenar problemas más graves, como convulsiones o reacciones alérgicas graves. Si su hijo tiene antecedentes de alergias alimentarias o a medicamentos, o si ha tenido algún problema con una vacuna anterior, asegúrese de informar al médico antes de ponerle cualquier vacuna. Cada año, millones de niños se vacunan con total seguridad y muy pocos experimentan efectos secundarios importantes.
La investigación mejora la seguridad de las vacunas de forma continua. La Academia Americana de Pediatría (AAP) ahora recomienda a los médicos utilizar una vacuna contra la difteria, el tétanos y la tos ferina (o pertussis) que incluye solo determinadas partes de la célula que provoca la tos ferina, en vez de la célula muerta entera. Esta vacuna, llamada DTaP, se asocia incluso a menos efectos secundarios.
¿Las vacunas o el timerosal provocan autismo?
No. Después de muchos estudios no se ha demostrado que exista un vínculo entre las vacunas y el autismo. Además, en el innovador informe del año 2004 elaborado por el Instituto de Medicina de EE. UU. (IOM, por sus siglas en inglés), se concluyó que el timerosal (un compuesto orgánico del mercurio que se utiliza desde la década de 1930 como conservante en las vacunas) no causa autismo.
Sin embargo, algunos padres han optado por no vacunar a sus hijos, exponiéndolos al riesgo de contraer enfermedades de riesgo vital.
La vacuna triple vírica, en particular, ha estado bajo la mira a pesar de que hay numerosos informes científicos que indican que no existen pruebas que relacionen esta vacuna con el autismo. De hecho, el médico que publicó un estudio donde se sugería una posible relación entre el autismo y la triple vírica se retractó en el año 2004 y perdió su licencia para practicar la medicina. Incluso antes de que el estudio fuera desacreditado y declarado fraudulento, fue rechazado por las principales organizaciones de salud, como la AAP, los Institutos Nacionales de la Salud (NIH, por sus siglas en inglés) y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), además de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Según el informe del IOM de 2004, tampoco hay motivos para creer que el timerosal esté relacionado con el autismo. De todos modos, a fin de reducir la exposición de la población infantil al mercurio y otros metales pesados, en 1999 se empezó a eliminar el timerosal de las vacunas infantiles. Ahora, las vacunas para bebés y niños pequeños no contienen timerosal o bien contienen una cantidad muy reducida de esta sustancia. Estudios recientes no han detectado ningún problema cognitivo o de conducta en bebés que puedan haber recibido vacunas con timerosal.
Entonces, ¿cuál puede ser la explicación del aumento de los índices de autismo en los últimos años? En primer lugar, ahora se puede aplicar una definición más amplia de autismo a más niños que presentan síntomas de diferentes niveles. La mayor conciencia sobre esta enfermedad entre los profesionales de la salud también ha generado más diagnósticos.
Y, aunque la cantidad de niños diagnosticados con autismo puede estar aumentando, no ocurre lo mismo con las tasas de vacunación. En Londres, los diagnósticos de trastornos del espectro autista han ido en aumento desde el año 1979, pero la tasa de vacunación de la triple vírica no ha aumentado desde que se inició la vacunación generalizada con esta vacuna en el año 1988.
Además, la edad promedio de diagnóstico del autismo es la misma tanto en los niños que han recibido la vacuna triple vírica como en los que no la han recibido. Lo que muchos investigadores están detectando es que un niño puede tener signos sutiles de autismo después del primer año de vida (a veces, incluso en la primera infancia), pero los padres no notan estos signos hasta que se vuelven más obvios.
¿No hubo un problema con la vacuna contra el rotavirus?
El rotavirus es una de las causas más frecuentes de diarrea en los niños pequeños. En 1999, se retiró del mercado una vacuna contra el rotavirus porque se asoció a un mayor riesgo de invaginación intestinal, un tipo de obstrucción intestinal, en los bebés.
En la actualidad, hay dos vacunas diferentes contra el rotavirus (RotaTeq y Rotarix) y ambas son muy seguras. Algunos estudios sugieren que estas vacunas se asocian a un riesgo muy bajo de invaginación intestinal, aunque se trata de un problema excepcional. Se ha demostrado que estas vacunas permiten prevenir la mayoría de los casos de infección por rotavirus y casi la totalidad de los casos graves.
La vacuna contra el rotavirus se incluye en el actual calendario de vacunación regular y se administra por vía oral a los bebés en forma líquida durante las visitas de vacunación (RotaTeq a los 2, 4 y 6 meses de edad, o Rotarix a los 2 y 4 meses de edad). El médico de su hijo dispondrá de información más actualizada al respecto.
¿Las vacunas provocan el síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL), la esclerosis múltiple u otros problemas?
Existen algunas inquietudes, muchas de las cuales circulan por internet, sobre la posible relación de algunas vacunas con la esclerosis múltiple, el síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL) y otros problemas. Hasta el momento, ningún estudio ha encontrado algún vínculo entre las vacunas y estas afecciones. De hecho, la cantidad de casos de SMSL se ha reducido en más del 50% en los últimos años, mientras que la cantidad de vacunas administradas anualmente continúa en aumento.
¿Por qué los niños necesitan vacunas para una enfermedad que se ha erradicado?
Las enfermedades que son muy poco frecuentes o que han sido prácticamente erradicadas en EE.UU., como el sarampión y la poliomielitis, todavía existen en otras partes del mundo. Los médicos siguen vacunando a sus pacientes contra estas enfermedades porque es fácil entrar en contacto con ellas a través de los viajes, tanto cuando los estadounidenses viajan al extranjero como cuando personas de otros países que no están vacunadas llegan a EE. UU.
En los últimos años, ha habido brotes de sarampión en muchos estados, aunque en el año 2000 el sarampión se declaró como eliminado en los Estados Unidos. ("Eliminar" significa que la enfermedad no se ha estado trasmitiendo continuamente durante más de un año, pero no significa que no haya habido brotes). Los casos eran mayoritariamente de personas que no se habían vacunado. Otras enfermedades que se pueden prevenir y en las que ha habido brotes recientemente son la tos ferina (o pertussis) y las paperas.
Solo es seguro suspender la vacunación contra una enfermedad cuando esa enfermedad se ha erradicado por completo en todo el mundo, algo que ha ocurrido con la viruela.
¿Cuánto tiempo dura la inmunidad después de recibir una vacuna?
Una cantidad reducida de vacunas, como las dos vacunas contra el sarampión o la serie de vacunas contra la hepatitis B, pueden proporcionar inmunidad de por vida. Otras, como la vacuna antitetánica, duran muchos años, pero se necesitan dosis periódicas de refuerzo para lograr una protección continua contra la enfermedad.
La vacuna contra la tos ferina (pertussis) tampoco proporciona inmunidad de por vida y este puede ser uno de los motivos por los que todavía hay brotes de esta enfermedad. Aunque la tos ferina no es un problema grave en los niños mayores ni en los adultos, lo puede ser en los bebés y los niños pequeños. Por este motivo, los adolescentes y los adultos reciben ahora una dosis de refuerzo de la vacuna contra la tos ferina junto con las dosis de refuerzo del tétanos y la difteria (Tdap), una medida importante para controlar esta infección, sobre todo en las mujeres embarazadas y en otros adultos que puedan estar en contacto con bebés recién nacidos.
Es importante que lleve un registro de las vacunas que ha recibido su hijo para que el médico sepa cuándo necesitará ponerse una dosis de refuerzo. Asimismo, asegúrese de que su hijo se aplique la vacuna antigripal todos los años. La vacuna antigripal del año anterior no protege de la gripe en el año siguiente porque el virus de la gripe cambia continuamente. La vacuna se actualiza cada año para incluir las cepas más recientes del virus.
La vacuna antigripal reduce las probabilidades de que una persona promedio contraiga la gripe hasta en un 80%. No obstante, la vacuna antigripal no previene contra las infecciones causadas por todos los virus que pueden causar síntomas gripales; por eso, vacunarse no garantiza que la persona no enferme durante la temporada de la gripe. Aun así, si una persona que recibió la vacuna se contagia la gripe, suele presentar pocos síntomas y estos son leves.
¿Cómo se estudian y mejoran las vacunas?
El Centro de Evaluación e Investigación Biológica (CBER, por sus siglas en inglés) de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) es la agencia gubernamental encargada de la regulación de las vacunas en EE. UU. Junto con los CDC y los NIH, investiga y controla constantemente la seguridad y la eficacia de las vacunas.
Solo se autoriza la comercialización de vacunas de nueva creación tras minuciosos estudios de laboratorio y ensayos clínicos, y los controles de seguridad continúan incluso después de la aprobación de las vacunas. Las mejoras continúan (por ejemplo, las vacunas contra la DTPa y la poliomielitis han sido mejoradas) para reducir aún más los posibles efectos secundarios y para garantizar los más altos estándares de seguridad posibles.
¿Dónde puedo conseguir vacunas asequibles para mi hijo?
Las vacunas son una de las mejores herramientas con las que contamos para mantener sanos a los niños. Pero funcionan mejor cuando todos las reciben. Ahora, las vacunas deben estar cubiertas por los planes de los seguros médicos sin ningún gasto adicional para el paciente. Algunos planes de salud solo cubren las vacunas cuando las administra el médico del paciente o si se aplican en centros médicos específicos. Por lo tanto, debe consultar antes con su aseguradora. Puede adquirir vacunas asequibles o gratuitas en muchos centros de salud y clínicas de carácter público de su localidad; además, las campañas de vacunación infantil suelen organizar días de vacunación gratuita.
El programa de EE. UU. llamado “Vacunas para los Niños” (Vaccines for Children) cubre las vacunas de rutina hasta los 18 años de edad para familias con escasos recursos que se puedan beneficiar del programa Medicaid, así como para los indios americanos y los nativos de Alaska que carezcan de seguro médico. El gobierno suministra las vacunas y estas se administran en un consultorio. Sin embargo, la visita del médico propiamente dicha no está cubierta (a menos que el niño disponga de seguro médico, incluyendo el programa Medicaid). Es posible que algunas clínicas públicas cubran tanto la visita como las vacunas.
¿Dónde puedo obtener más información sobre las vacunas?
Lea este artículo para obtener información más detallada sobre cada vacuna recomendada. También puede visitar el sitio web del Programa Nacional de Vacunación de los CDC para obtener más información sobre las vacunas.
Hable con el médico de su hijo sobre las vacunas que el niño necesita. Si trabajan juntos, puede ayudar a su familia a mantenerse sana.
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