¡Achús! Cada vez que te acercas al gato de tu mejor amigo, se te ponen los ojos llorosos y empiezas a estornudar sin parar. Y todas las primaveras y todos los otoños, a tu padre le moquea la nariz cuando vais de excursión por la montaña.
¿Qué es lo que os ocurre? Bueno, pues resulta que tú y tu padre sois alérgicos.
Una reacción en cadena
Las alergias son las reacciones del sistema inmunitario a determinadas plantas, animales, alimentos, picaduras de insectos u otras cosas. El sistema inmunitario nos protege de las enfermedades luchando contra gérmenes como las bacterias y los virus. Pero, si somos alérgicos, reacciona de una forma desproporcionada e intenta "luchar" contra elementos completamente inofensivos, como la hierba, el polen o ciertos alimentos. Estos es lo que provoca los estornudos, los picores y otros síntomas propios de las reacciones alérgicas.
Las sustancias que provocan reacciones alérgicas (hierba, polen, alimentos, residuos de algunas mascotas, insectos, etc.) se llaman alérgenos. Cuando tu sistema inmunitario reacciona contra estos alérgenos y tú presentas síntomas, significa que eres alérgico a esas sustancias.
¿Qué provoca los estornudos y los ruiditos al respirar?
Se puede ser alérgico a muchas cosas. Los alérgenos más frecuentes son:
- ácaros del polvo (insectos diminutos que viven dentro del polvo)
- una proteína que se encuentra en la caspa (piel muerta), la saliva, la orina (el pipí) y otros residuos de algunos animales
- polen de la hierba, las flores y los árboles (ese fino polvo que se desprende de las plantas)
- moho (pequeños seres vivos que crecen en lugares húmedos)
- alimentos como la leche, el trigo, la soja, el huevo, los frutos secos, el marisco y las legumbres, entre las que se incluyen los guisantes, las alubias y los cacahuetes
- látex (un material elástico con que se fabrican algunos de los guantes que llevan los médicos y los dentistas)
Síntomas
Algunos de estos alérgenos provocan estornudos, moqueo nasal, picor en ojos y nariz y dolor de garganta. Otros de los alérgenos del listado anterior, como los de tipo alimentario, pueden provocar urticaria (una erupción de granos de color rojo, que sobresalen en la superficie de la piel), congestión nasal, retortijones abdominales, vómitos y/o diarrea.
Aunque con menos frecuencia, los alérgenos también pueden provocar problemas respiratorios como resuello, emisión de sibilancias (o "silbidos" al respirar) y sensación de ahogo (asma). Hay algunos alérgenos, como los de tipo alimentario, que pueden generar problemas a lo largo de todo el año. Pero hay otros que solo crean problemas durante determinadas estaciones. Por ejemplo, una persona puede ser alérgica al polen de los árboles, que solo aparece en primavera.
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¿Por qué algunos niños desarrollan alergias?
Una persona puede nacer con una tendencia genética a tener alergias, lo que significa que será más proclive a desarrollarlas que otras personas. Muchas alergias son hereditarias, lo que significa que los padres las trasmiten a sus hijos a través de los genes. Por lo tanto, si tus padres u otro miembro de tu familia son alérgicos, serás más proclive a desarrollarlas.
La gente puede desarrollar alergias durante las etapas de la lactancia (siendo todavía bebés), la infancia, la adolescencia o la edad adulta, pero la frecuencia de las alergias se suele reducir en la gente mayor.
Hay mucha gente que acaba superando su alergia alimentaria con la edad. De todos modos, hay algunas alergias alimentarias que son de por vida, aunque se puede modificar su gravedad en distintos momentos de la vida.
Resfriados frente a alergias
A veces resulta difícil distinguir entre un resfriado y una alergia porque sus síntomas se parecerse mucho. Si tienes los síntomas típicos de un refriado durante más de dos semanas, lo más probable es que tengas una alergia en vez de un resfriado.
Hay más diferencias entre los síntomas propios de los resfriados y los propios de las alergias. En las alergias se experimenta picor en ojos y nariz, mientras que en los catarros, no. Las mucosidades de la nariz y/o las que se expulsan a través de la tos también son diferentes. En las alergias son acuosas y transparentes, mientras que en los catarros suelen ser amarillentas y más densas.
¿Cómo puedo saber si soy alérgico?
Si estornudas mucho y te pican mucho los ojos y la nariz, emites ruiditos al respirar o sueles encontrarte mal después de ingerir determinado alimento, es posible que tu médico quiera comprobar si eres alérgico. Te hará muchas preguntas sobre tu salud, los animales y plantas que tienes en casa y sobre los alimentos que comes. Es posible que tus respuestas le den alguna pista sobre a qué podrías ser alérgico y que tu médico te pida que te mantengas alejado de determinada mascota o que dejes de comer ciertos alimentos para ver si remiten tus síntomas.
Es posible que tu médico te remita a un alergólogo, un médico especializado en ayudar a la gente que tiene alergias. Es posible que el alergólogo te haga una prueba en la piel para comprobar si una cantidad muy reducida de tu supuesto alérgeno te provoca o no alguna reacción. Cuando el médico que haga la prueba, notarás breves pinchacitos superficiales en la piel. Si eres alérgico, te saldrá uno o varios granitos rojos asociados a picor, similares a las picaduras de mosquito.
Algunos médicos también analizan la sangre de sus pacientes para detectar la cantidad de IgE que contiene. El IgE es una sustancia que recibe el nombre de anticuerpo y que indica la presencia de una reacción alérgica. Si tu sangre presenta grandes cantidades de anticuerpos contra determinado alérgeno, lo más probable es que seas alérgico a él.
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Llevar el control
Lo más probable es que tu médico de indique formas de mantenerte alejado del alérgeno y es posible que también te recete medicación. Los medicamentos contra la alergia se pueden administrar en forma de comprimidos, de jarabes o incluso de nebulizadores nasales. Si tu alergia es de carácter leve o si puedes evitar el alérgeno por completo, es posible que no necesites tomar ningún medicamento ya que el mero hecho de mantenerte alejado del alérgeno bastará para controlar tu alergia.
Si, a pesar de mantenerte alejado de los alérgenos y de tomar la medicación, tus síntomas no mejoran, es posible que el alergólogo te recomiende una serie de inyecciones contra la alergia. Son unas inyecciones que hacen que el sistema inmunitario se vuelva menos sensible a los alérgenos, lo que permite que mejore la sintomatología.
Lamentablemente, ni estas inyecciones ni la mayoría de medicamentos sirven de nada para tratar las alergias alimentarias. La gente con alergias alimentarias debe aprender a evitar cualquier alimento que contenga los ingredientes a que es alérgica. Tus padres y tu médico pueden ayudarte para que leas el listado de ingredientes de las etiquetas alimentarias. Afortunadamente, muchos niños superan con la edad las alergias a la leche, los huevos, el trigo y la soja. Sin embargo, las alergias a los frutos secos, los cacahuetes y el marisco suelen ser de por vida.
Luchar contra las alergias
Es posible que no puedas controlar completamente tus alergias, pero te harás un gran favor a ti mismo si evitas cualquier cosa que te provoque los síntomas alérgicos.
Mascotas. Si eres alérgico a determinado tipo de animal y resulta que tienes una mascota de ese tipo en tu casa, tal vez deberías buscarle un nuevo hogar. Si no puedes hacerlo, deberás impedir que la mascota entre en tu dormitorio, pedir que la bañen una vez por semana o intentar que viva fuera de la casa. También deberás evitar ese tipo de animales en otros casas.
Ácaros del polvo. Si eres alérgico a los ácaros del polvo, tus padres pueden utilizar unas fundas especiales para tu cama y lavarte las sábanas y las mantas con agua muy caliente a fin de eliminar los ácaros. El hecho de mantener la habitación bien limpia y ordenada también te ayudará. Guarda los animales de peluche y otros objetos que atraen el polvo fuera de tu dormitorio.
Alergias alimentarias. Si tienes alergias alimentarias, lee siempre las etiquetas de los alimentos para saber qué ingredientes contienen y apréndete los distintos nombres que pueden recibir tus alérgenos. Si no estás seguro de si puedes o no ingerir determinado alimento, no se te ocurra probarlo. En lugar de ello, pregunta a un adulto si se trata de un alimento que es seguro para ti. Tus padres te pueden enseñar a reconocer aquellos alimentos e ingredientes que debes evitar.
Asimismo, tus padres te pueden ayudar preparándote tentempiés saludables y seguros en aquellas ocasiones en que todo el mundo esta comiendo lo que tú no puedes comer, como los helados o la manteca de cacahuete. En estos casos, en vez de pensar que la gente te hace de lado, podrás tomar el tentempié junto con tus amigos sin tener que arriesgarte a sufrir un ataque de alergia y, todavía peor, ¡sin tener que volver antes a casa!