Guía para niños sobre las vacunas
A nadie le gusta que le pongan inyecciones. Pero las vacunas que te inyectan los médicos y los enfermeros usando una aguja te protegen de contraer algunas enfermedades graves. Estas enfermedades podrían hacer que te pusieras muy enfermo. El breve pinchazo de la inyección no es nada, en comparación con esas enfermedades.
¿Cómo protegen las vacunas a los niños?
Las vacunas te protegen porque contienen solo una parte diminuta del germen que causa la enfermedad o bien una versión del germen, que está muerto o debilitado. Si te inyectaran el germen completo y vivo, contraerías la enfermedad (como el sarampión o la varicela).
Pero, al inyectarte solo una parte diminuta, muerta o debilitada del germen, no contraerás ninguna enfermedad. Contrariamente, te ocurrirá justo lo contrario. Tu cuerpo reaccionará a la vacuna fabricando anticuerpos. Los anticuerpos forman parte del sistema inmunitario, y permanecerán dentro de tu cuerpo. De este modo, tu cuerpo podrá luchar contra la enfermedad en el caso de que algún día entraras en contacto con ese germen tan perjudicial.
Cuando tu cuerpo está protegido contra una enfermedad de esta forma, se dice que eres inmune a la enfermedad contra la que te han vacunado. En la mayoría de los casos, eso significa que nunca contraerás esa enfermedad. Pero, a veces, es posible que la contraigas (te pongas enfermo) pero de una forma leve. Esto puede ocurrir con la varicela. Incluso los niños que se han vacunado contra esta enfermedad la pueden contraer. Lo bueno es que la suelen contraer de una forma leve, con menos granos y menos picores.
Las vacunas se ponen mediante inyecciones provistas de aguja. La jeringuilla contiene la vacuna líquida, y la aguja tiene un agujerito en el centro para que el líquido pase a su través. Las inyecciones se suelen poner en el brazo o a veces en el muslo.
Primeras vacunas
Lo bueno es que a los niños les ponen la mayoría de las vacunas antes de que cumplan dos años. Por lo tanto, si eres lo bastante mayor como para leer este artículo, ¡ya te habrán puesto la mayoría de las vacunas que necesitas! A partir de esa edad, no necesitarás ponerte muchas más.
Los niños reciben algunas vacunas cuando tienen entre 4 y 6 años. La siguiente tanda de vacunas no se suele poner hasta los 11 o 12 años aproximadamente.
La mayoría de los niños se deben poner la vacuna antigripal cada año. Ahora, en lugar de una inyección, muchos niños se pueden poner la vacuna en forma de espray nasal. Se trata de un líquido con el que se rocían las ventanas de la nariz, de modo que no se usa ninguna aguja. La inyección y el espray nasal tienen la misma eficacia. Tu médico te indicará cuál es el mejor par ti y también te informará sobre si necesitas ponerte otras vacunas.
¿Por qué se tienen que vacunar los niños?
Las vacunas son estupendas para los niños porque los protegen de enfermedades graves. Y, cuando casi todos los niños están vacunados, significa que esas enfermedades tendrán muy pocas probabilidades de enfermar a nadie más.
Puesto que la mayoría de los niños de Estados Unidos se ponen todas las vacunas que se tienen que poner, es muy raro conocer a alguien que haya pasado enfermedades como el sarampión o las paperas. Lo más probable es que tu mamá o tu papá hayan presentado en tu escuela una copia de tu cartilla vacunal. Las escuelas y los campamentos piden estas cartillas porque no quieren que los niños que se matriculen contagien o contraigan enfermedades graves.
¿Duele recibir una vacuna?
Bueno, es verdad. Ponerse una vacuna puede doler un poco. Pero el dolor suele durar bastante poco. Si lloras, no te preocupes ni te avergüences. Muchos niños lo hacen.
Para hacer más llevadero el pinchazo, prueba a llevarte tu peluche favorito o pide a tu mamá o a tu papá que te den la mano cuando te pongan la inyección. Después, ¡hasta te pueden hacer un pequeño regalo! Quizás el médico te dé varias pegatinas o tus papás te lleven a jugar al parque.
A veces, después de ponerte una vacuna, te molestará o te dolerá el brazo, se te enrojecerá el lugar del pinchazo o te saldrá un bultito sobre él. También es posible que tengas un poco de fiebre. Tu mamá o tu papá le pueden comentar a tu médico cualquier problema que tengas. Por lo general, las molestias, el dolor y la fiebre duran poco o bien se alivian tomando un medicamento para el dolor, como el paracetamol o el ibuprofeno.
Si no te gusta que te pongan vacunas, no pasa nada. Y recuerda que las vacunas ¡son lo mejor para mantenerse sano!